A veces nos sentimos mal sin tener una razón aparente para ello, pero siempre la hay. Normalmente son pequeñas molestias a las que no damos importancia. Deberíamos, porque con el tiempo pueden derivar en enfermedades crónicas incluso de gravedad. La solución es bastante fácil en la mayoría de los casos, porque nuestro estado físico, e incluso mental, se deriva en buena medida de lo que comemos, o lo que dejamos de comer.
Lo correcto si no estamos bien es ir al médico, ya sea porque nos sentimos deprimidos o faltos de energía, hinchados o continuamente hambrientos. Los alimentos proporcionan al organismo herramientas para funcionar bien. Si éstas no son las adecuadas ocasionan problemas en determinados órganos, que pueden acabar afectando a los demás.
Cuando comemos, la sangre va al estómago para ayudar a la digestión. Si lo que hemos ingerido es demasiado, o grasiento o nos cuesta especialmente de digerir, el riego sanguíneo tiene más trabajo y abandona otras funciones, como la de irrigar el cerebro u otros órganos. Eso es lo que provoca la sensación de malestar. Otros alimentos, como los que contienen demasiado azúcar, pueden causar desequilibrios y provocar picos glucémicos, que también afectan al trabajo del organismo. Por eso condicionan nuestro humor, la energía o los resfriados.
Basta un cambio de dieta para mejorar. Hay que ir probando y constatar si te faltan determinados nutrientes o te sobran alimentos que no te sientan bien o a los que eres intolerante. Pero no hay que pensar que sustituir un grasiento menú de comida procesada por una ensalada es tan eficaz como un medicamento y actúa de un día para otro con idéntica rapidez. Los efectos se notan, pero a largo plazo. Así que más que un cambio de dieta lo que hay que modificar es la forma de comer y planteárselo como un nuevo estilo de vida. El sentido común, y la experiencia, nos dicen que hay que apostar por dietas saludables en las que el verde predomine sobre la carne, las grasas saturadas, las comidas procesadas y los excesos de dulces.
El cuerpo es sabio y te hará saber cuándo y por qué cambiar de dieta. Estos son algunos signos que puedes identificar como señales de que debes cambiar de dieta.
- Acné: La aparición de más granos sigue leyendo…..
- Cansancio
- Depresión
- Enfermo un día y otro también
- Falta de energía
- Estreñimiento
- Evitas grupos de alimentos
- Gases
- Hambre
- Mal humor
- Olvidos
- Resfriados