La Organización Mundial de la Salud (OMS) define salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social. En la antigua grecia Hipócrates la definió como aquel estado en el que un individuo se encuentra en armonía consigo mismo y con el entorno, enfatizando en que todo aquello que afectaba la mente afectaba al cuerpo. Bajo este concepto los primeros médicos procuraban curar al cuerpo y al alma, y no solo concentrándose en los síntomas, sino que buscando el motivo real.
Hoy en día la medicina oriental aún se basa en muchos de estos parámetros, la Ayurveda, Acupuntura, Reflexología y muchas de estas terapias buscan en sí un balance entre el cuerpo y el alma.
Sin embargo en oriente se marcó una individualización, por lo que la medicina dejó muchos años esta visión holística del ser.
La medicina occidental se ha centrado en el tratamiento de los síntomas y muchas veces aisla al ser y su entorno, por lo que brindan una solución estándar para todas las personas.
Sin embargo desde hace algunos años la OMS ha aceptado y reconocido el éxito y la utilidad de la medicina natural y medicina alternativa. Su Director General, el doctor Lee Jong-wook, explica que muchos tipos de medicinas naturales y complementarias “han demostrado su utilidad en el tratamiento de ciertas patologías con mínimos riesgos”.
Sin embargo es importante recalcar que lo natural no es sinónimo de seguro, pues muchas personas no buscan especialistas o se dejan llevar por los comentarios de otros. Cuando en realidad la medicina natural también debe ser respetada y analizada antes de ponerla en práctica, pues puede llevar a efectos perjudiciales según el paciente.